viernes, 28 de noviembre de 2014

La obra infinita...

  El ciberturista o el ciberviajero que se aventura por los intrincados espacios de la Web sabe que puede estar aquí y allá sin necesidad de moverse. Pero aunque este no lo haga de este lado de la pantalla del otro lado la información se mueve y altera a cada instante sin que el viajero pueda dar verdadera cuenta del vértigo de su velocidad. Así también puede ocurrir con una obra de arte que hoy y en este instante puede ser una para transfomarse luego en otra en el instante siguiente.
  El arte contemporáneo se opone al arte tradicional en cuanto supone un modo de entender la creación artística en un entorno comunicativo mucho  mas amplio. Estas son las propuestas dadas por  el arte interactivo, por ejemplo, donde las coordenadas autor-público son transgredidas, difuminadas e incluso abolidas como ocurre con otras categorias propias del arte tradicional .


Las Meninas, Diego Velazquez, 1656. Óleo sobre lienzo, 318 cm x 276 cm Museo del Prado, Madrid














 Nuestra cultura, del anonimato al énfasis autoral encuentra nuevamente su  vía por la senda de lo colectivo, allí donde el autor primero suscita un vacío abierto  y dispuesto a ser llenado por otros participantes, los  espectadores-realizadores no ya  simplemente intérpretes o receptores pasivos. De tal manera que hoy por hoy la obra de arte como señala Walter Bruno "no puede esperar ser una obra acabada (cerrada) ni mucho menos pulida; esta es siempre ´infinita´, un análisis ´exterminado´en oposición a un ´terminado´".




Fundación Telefónica  Mayo, 2013

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