El ciberturista o el ciberviajero que
se aventura por los intrincados espacios de la Web sabe que puede estar aquí y
allá sin necesidad de moverse. Pero aunque este no lo haga de este lado de la
pantalla del otro lado la información se mueve y altera a cada instante sin que
el viajero pueda dar verdadera cuenta del vértigo de su velocidad. Así también puede
ocurrir con una obra de arte que hoy y en este instante puede ser una para
transfomarse luego en otra en el instante siguiente.
El arte contemporáneo se opone al arte
tradicional en cuanto supone un modo de entender la creación artística en un
entorno comunicativo mucho mas amplio.
Estas son las propuestas dadas por el
arte interactivo, por ejemplo, donde las coordenadas autor-público son
transgredidas, difuminadas e incluso abolidas como ocurre con otras categorias
propias del arte tradicional .
Las Meninas, Diego Velazquez, 1656. Óleo sobre lienzo, 318 cm x 276 cm Museo del Prado, Madrid
Nuestra cultura, del anonimato al énfasis autoral encuentra nuevamente su vía por la senda de lo colectivo, allí donde el autor primero suscita un vacío abierto y dispuesto a ser llenado por otros participantes, los espectadores-realizadores no ya simplemente intérpretes o receptores pasivos. De tal manera que hoy por hoy la obra de arte como señala Walter Bruno "no puede esperar ser una obra acabada (cerrada) ni mucho menos pulida; esta es siempre ´infinita´, un análisis ´exterminado´en oposición a un ´terminado´".
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